Tarta de cerezas - CAPÍTULO - IV
- Lo había intentado todo; frutos secos molidos, triturados, laminados, solos, combinados entre sí -nada- Aguardientes, del marrasquino a la tequila, pasando por las cazallas y los orujos más peleones -nada de nada- Especias, esencias, desde la canela común a la exótica agua de rosas que se hacía traer desde Anatolia - nada de nada de nada-
- Nada que nada que nada. No podía hacer otra cosa que nadar, nadar y nadar, perdida y desnortada, en un proceloso mar océano insondable de agua de borrajas. Intentando salir sin éxito de un círculo vicioso que la mareaba.
- ¿Qué faltaba?, faltaba algo, algo sí, sí pero, pero ¿qué?, ¿qué faltaba?, faltaba algo, algo sí, sí pero, pero ¿qué?, ¿qué?, ¿qué?,...
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Próxima entrega: Capítulo -V: A SU SINO ¿QUÉ SINO SI NO?
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