Tarta de cerezas - CAPÍTULO - IX
- Un bramido de animal en majestad desgarró con brutalidad la delicada membrana de silencio que confinaba la materia oscura entre las cuatro paredes fractales del recinto.
- El olor de los fluidos elementales se expandió por el espacio-tiempo hasta formar un todo compacto.
- La partícula de dios -demoníaco bosón cuya existencia es un mero acto de fé topológico y cuya esencia es el ser sin el estar- vibraba como una lira cuántica infinitesimal barriendo el todo con la nada.
- La dulce aura del sarcófago de la habitación, fecundada por una luz negra no electro-magnética, se fué apagando siguiendo un modelo exponencial decreciente estricto.
- Mientras que en el aire quedó flotando, en suspensión coloidal, una polifonía armónica residual de cuerdas que se podía palpar con los ojos cerrados.
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Próxima entrega: Capítulo - X : ¿ CUÁNTOS CUANTOS ?
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