sábado, 29 de junio de 2013

CRÓNICA-280613: Érase una vez un delantal...

       
      
  • Aunque era un regalo anunciado, contra todo pronóstico, en la fecha indicada, mi amiga Il me regaló el delantal que se puede apreciar en la foto. Uno más que añadir a mi colección particular de delantales pero, con toda seguridad, uno de los más singulares.
  •  En su confección artesanal, que se prolongó más allá de lo razonable por los problemas y las dificultades técnicas que aparecieron a lo largo de su montaje, participaron varias generaciones de la unidad familiar -lo empezó su madre y lo acabó Il- amén de otras personas que integran el grupo de trabajos manuales de Il. Felizmente todos los escollos y contratiempos fueron resueltos y superados, uno tras otro, de forma brillante.
  • Como puede apreciarse en la fotografía, el delantal está confeccionado con la técnica de patchwork. El tema central corresponde a una escena en la que se representa a un cocinero, joven y feliz, en el momento mágico en el que le da el punto exacto de sal y el sabor, sublime y exquisito, al guiso. La escena resalta sobre un corte impecable de tela, de color crema, y está enmarcada por un ribeteado rojo Burdeos.
  • En la parte de arriba del delantal, cubriendo el pecho del cocinero,  puede leerse en letras de  cuidada caligrafía el logotipo de este blog: comocomodiadia
  • Este cocinero posiblemente, aún sin saberlo la autora, es la viva imagen, jovial y moderna, de san Symposium, Patrón y Guía de la Cofradía Gastronómica que tengo el honor de presidir. El orondo monje, representado originalmente con los hábitos de su Orden, protegido por un delantal y repartiendo la sal de la vida entre todos su multitud de seguidores, se reencarna aqui en un entrañable cocinero,  un tanto naïf, que anima a la gente con una mirada cómplice a que no pierda la gana.
  • La utilidad práctica y exclusiva de un delantal es  proteger la indumentaria al cocinero en el noble ejercicio de su arte. Pero la finalidad de este delantal trasciende la misión específica para la que ha sido confeccionado y se convierte desde ya en un tablier d'apparat -delantal de parada-, en una pieza de arte, en un ropaje litúrgico. Así pues su uso  se ajustará a un riguroso protocolo de utilización y su exhibición quedará restringida a las más altas celebraciones gastronómicas.
  

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