Ingredientes:
- longanizas y morcillas de cebolla
- pimientos
- tomates maduros, unos ajos pelados y partidos en dos
- aceite de oliva, sal, azúcar
Preparación:
- Limpiamos los pimientos, les quitamos un poco de piel con el pelapatatas, los partimos y los troceamos.
- Limpiamos los tomates, los pelamos y picamos la pulpa groseramente
- En una sartén de paredes altas ponemos a calentar el aceite. Cuando tome temperatura empezamos a sofreír las longanizas y las morcillas
- Retiramos las salchichas y las reservamos.
- Añadimos los pimientos troceados y les damos unas vueltas hasta que se ablanden y tomen un poco de color
- Añadimos los ajos partidos y el tomate picado, removemos bien y dejamos que se vaya haciendo y reduzca bastante el líquido de la sartén.
- Cuando ya casi no queda caldo, salamos y añadimos una buena pizca de azúcar. Rectificamos. Añadimos las salchichas, damos unas vueltas, dejamos que se trabe todo unos minutos y ya está listo para usar
NOTAS:
- Si utilizamos pimientos verdes italianos no hace falta pelarlos. Estos pimientos tienen menos carne pero son más aromáticos. Podemos mezclarlos
- Una vez que hemos puesto el tomate tenemos la opción de continuar con la sartén tapada o no. Si optamos por no tapar la sartén tendremos que estar más atentos y remover más a menudo para que no se requeme. Por contra, si la tapamos, nos podemos despreocupar un poco más pero habrá más caldo en la sartén y necesitaremos más tiempo de coción para dejar que casi se evapore.
- Antiguamente el sofrito se hacía sin tapar y se dejaba evaporar completamente el caldo de cocción hasta que el aceite apareciese en la superficie y pimientos y tomates empezasen a caramelizarse, sin quemarse. Vale la pena probar porque tiene un sabor característico e inconfundible.
- Si vemos que al final ha quedado demasiado aceite flotando por la superficie, podemos aligerar el plato eliminándolo con cuidado con ayuda de una cuchara sopera.
- Hay quien le añade al tomate unos golpes de canela en polvo y cargar de azúcar
- Hay que ir con mucho cuidado con las morcillas porque suelen venderlas sin orear y al estar frescas tiene tendencia a deshacerse en contacto con el aceite caliente. Así pues hay que estar atentos y a la mínima sacarlas y reservarlas. Las morcillas afortunadamente no requieren mucha coción, basta con un vuelta y vuelta.
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