miércoles, 22 de abril de 2015

VERSUS - 220415

  • Ayer por casualidad, navegando por por el proceloso océano audiovisual, a altas horas de la noche, tuve la oportunidad de descubrir en la 1 de televisión un programa de cocina que nunca había visto, aunque sí conocía su existencia, Master Chef.

  • Confieso que desde hace varía temporadas soy devoto seguidor del programa de cocina Top Chef que se emite en prime time en la televisión francesa y cuya última edición acabó, precisamente, el pasado lunes.

  • Las comparaciones  son odiosas,  pero inevitables. Que quede claro que no se trata de comparar ambas cocinas. No, no van por ahí los tiros. Lo que me impactó fue la filosofía que anima ambos programas.  Excelencia versus espectáculo.

  •  Cocineros jóvenes pero con una larga formación forjada en las mejores escuelas de hostelería versus cocinillas entrañables, simpáticos, voluntariosos, pero más duchos en excitar el corazón que el estómago 

  •  Camaradería entre marmitones que saben que al final acabará ganando el mejor, sin discusión posible versus individualismo en el que el mejor es aquel capaz de imponerse a los empujones y zancadillas que todos han tenido  que sufrir y sortear a lo largo del camino.

  • Un jurado,  de "maestros" , capaces de motivar, animar y sacar lo mejor de los concursantes; accesibles y cercanos, agraciados con un sutil sentido del humor versus reconocidos profesionales de la cocina, pero, en general, envarados, hieráticos, de mal humor y desesperados ante las previsibles tropelías  de sus pupilos.

  • Comentarios, de unos jueces, que no pretenden hundir sino ayudar a los concursantes versus adjetivos descalificativos, a veces no muy medidos ni afortunados.

  •  Si algo nos caracteriza es nuestra habilidad para la chapuza y el cortoplacismo. Aquí te pillo y aquí te mato, seguimos pensando que la voluntad es suficiente para superar cualquier prueba. La formación, y especialmente la formación a largo plazo es algo ajeno a nuestra idiosincrasia.

  • La envidia es el deporte nacional. Es intolerable e inadmisible la evidencia de que alguien guise mejor que yo, así pues si "ese" se ha clasificado por delante de mí hay que hacer todo lo posible, de palabra, obra u omisión, para rebajar al máximo sus méritos; de manera que al final su éxito quede, en lo posible,  rebajado al nivel que mi fracaso

  • En este programa local no se va a aprender, a descubrir, a mejorar. Al acabar la emisión nos vamos a la cama reconfortados, con la impagable sensación de que "yo", sin tener ni idea de cocina, lo hubiese hecho mejor que cualquiera de ellos.

  • El estado de ánimo de los jueces es comprensible vista la abismal diferencia de nivel  con los concursantes. Si la cadena lo que busca es el show más le hubiese valido escoger un jurado acorde con el paisaje y el paisanaje. Si se me permite les podría sugerir como miembros del jurado a Mari Puri, la vecina del 4º, a Manolo el propietario del Bar Manolo, a la abuela de Paco que hace aún el potage en olla de barro y a Kevin el Nini, adicto a los bollicaos.

  • Visto lo visto, cambiando, pues,  la composición del jurado y exigiendo que los platos elaborados fuesen de degustación obligatoria, estoy convencido de  que el espectáculo y los índices de audiencia  mejorarían sustancialmente. 

  • ... de nada !


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