sal, pimienta, pimentón y cominos molidos al gusto
nachos -para acompañar-
Preparación :
Pelamos los tomates, los partimos por la mitad y les quitamos las
semillas dejando solo la pulpa. La troceamos groseramente y la pasamos a
una ensaladera holgada
Rallamos el pimiento y la cebolla sobre el tomate (Cuidado con no pasarse con la cebolla).
Pelamos los aguacates, troceamos la pulpa y la unimos al resto de
las verduras . Con un mazo de mortero lo machacamos todo groseramente
hasta conseguir una masa trabada, más o menos grumosa según el gusto de
cada uno.
Salpimentamos, añadimos el zumo de limón, el aceite, el pimentón
(dulce o/y picante) y el comino; al gusto de cada uno. Mezclamos bien
con el mazo. Tapamos con film transparente de cocina y guardamos en la
nevera hasta el momento de servir
NOTAS:
Originalmente la textura del guacamole es grumosa, así pues no
conviene -para acabar antes- triturarlo todo
con la batidora eléctrica
El comino molido debe apreciarse en el sabor del guacamole.
El guacamole original es picante. Esta versión es suave, pero si
quereís intentar darle un toque picante, probad con Cayena, guindilla, chiles, ajís o pimentón picante . De todas manera
mucho cuidado, sobre todo con los primeros intentos
Cuidado con la cantidad de cebolla y pimiento porque ambos suelen aniquilar el sabor del resto de los ingredientes.
En algunos lugares de América al aguacate se le llama también palta; desde muy antiguo su ingesta ha tenido connotaciones eróticas y se le han atribuido efectos afrodisíacos. Aguacate proviene de ahuacatl, que
era la palabra utilizada por aztecas y
nahoas. En la lengua original, significaba testículo, con lo cual
se hacía una doble referencia: a la forma del fruto y a su poder (?) para
despertar y reavivar la pasión sexual. Los cronistas de Indias, viajeros y
naturalistas hicieron del fruto grandes elogios, haciéndose eco de las
tradiciones indígenas. Percatados de su alto valor nutritivo y
energético lo enviaron a la Península, donde se aclimató facilmente en
la costa mediterránea -Se conservan documentos del siglo XVI en los que
ya consta que había aguacates adultos el jardín del
arzobispo de Valencia- Se sabe también que Luis XV de Francia se
aficionó a ellos al final de su reinado con la esperanza de reavivar su
declinante capacidad amorosa. La bonne poire (buena pera), como la denominaba el rey, le llegaba desde Haití y alcanzaba precios exorbitantes.
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