1/2 kg de champiñones frescos variados -a ser posible-
1 bote de nata (125cc) líquida
1 cucharada sopera de crema de champiñones (preparado de sobre en polvo)
1 ajo fileteado
aceite para rehogar los champiñones, sal y pimienta
Preparación:
Limpiamos los champiñones cono tengamos costumbre y los partimos en trozos más o menos grandes, según el gusto y la receta.
Calentamos el aceite en una sartén, rehogamos ligermanete el ajo fileteado y añadimos los champiñones. Los dejamos hacerse hasta que el caldo que puedan soltar se haya evaporado completamente
Añadimos la nata y la crema de champiñones en polvo. Removemos bien procurando que no se formen grumos y esperamos a que la salsa espese. Rectificamos de sal y pimienta. Y ya está lista para usar.
Si queremos darle un poco de color podemos añadir a la salsa un pellizco de perjil picado
NOTAS:
Aunque solo dispongamos de champiñones de Paris, la crema sale deliciosa
Es imprescindible utilizar la cuharada sopera de crema en polvo porque le dará relive a la salsa y la espesará. De lo contrario la salsa suele quedar un poco sosa. Podemos obviar el uso de este preparado sustituyéndolo por unas cucharadas de champiñones secos y deshidratados pulverizados con una batidora eléctrica
Esta crema es ideal para acompañar pasta (con los raviolis rellenos de champiñones está que se sale). Y también acompaña, maravillosamente bien, carne o pescado a la plancha.
Si utilizamos la crema como salsa (p.e. pasta) conviene agregar un poco más de nata
Si pudiésemos utilizar una trufa fresca ya sería el no va más
Pelamos las manzanas, las cuarteamos, quitamos las semillas y las partes leñosas, y partimos los cuartos por la mitad.
En una cazuela holgada añadimos las manzanas, el azúcar y las gotas de vinagre.
Encendemos el fuego y lo dejamos ya al mínimo, de manera que las
manzanas vayan sudando, cociéndose en su propio jugo. Dejamos unos 15'
como máximo. (No es conveniente que las manzanas estén muy hechas).
Removemos una vez a mitad de cocción.
Apagamos el fuego, pasamos todo por la batidora eléctrica hasta que
la compota adquiera la consistencia deseada - ligeramente granulosa o
fina como una crema). Dejamos enfriar y la guardamos en la nevera tapada
con film de cocina hasta el momento de utilizarla.
NOTAS:
Por sorprendente que parezca, el vinagre de manzana confiere a la
compota un delicioso sabor inconfundible. Pero, muchísimo cuidado, no
hay que pasarse, la dosis son unas gotas, no un chorro.
Generalmente para potenciar el sabor de la compota -de lo contrario queda un poco sosa- suele utilizarse zumo de limón. Probé con el vinagre de manzana y desde entonces, adios limón.
Importante: el vinagre debe ser de manzana, si no tenemos es preferible utilizar zumo de limón para reforzar el sabor de la compota.
La compota de manzana puede tomarse tal cual o como complemento de
otros postres. Acompañada de helado de vainilla, nata, caramelo líquido,
o dulce de leche; más alguna galleta de almendra, barquillo, etc.
queda un postre de lujo.
Es un postre más bien de otoño-invierno, por eso para adaptarlo a
esta temporada se suele tomar bien frío o acompañado de helado.
Es ideal preparar la compota cuando vemos que nos van quedando
manzanas en la despensa que empiezan a arrugarse y no nos apetece ya
comerlas frescas.
La compota es un postre muy digestivo, fácil de asimilar y
absolutamente recomendable en caso de molestias gástricas o
intestinales.
La compota aguanta perfectamente en la nevera -conservada como he dicho o en un bote de cristal con tapa de rosca- más de dos semanas.
Partimos en dos los albaricoques y les quitamos el hueso. Laminamos las mitades
En una cazuela holgada ponemos los albaricoques y el azúcar.
Encendemos el fuego y lo dejamos al mínimo, de manera que los albaricoques vayan sudando, cociéndose en su propio jugo. Dejamos unos 15'
como máximo. (No es conveniente que los albaricoques estén muy hechos).
Removemos una vez a mitad de cocción.
Apagamos el fuego, pasamos todo por la batidora eléctrica hasta que
la compota adquiera la consistencia deseada - ligeramente granulosa o
fina como una crema. Dejamos enfriar y la guardamos en la nevera tapada
con film de cocina hasta el momento de utilizarla.
NOTAS:
Una vez lista la compota, para potenciar su sabor, podemos añadirle una o dos cucharadas soperas de mermelada de albaricoque y mezclar bien. El sabor queda más nítido.
La compota de albaricoque puede tomarse tal cual o como complemento de
otros postres. Acompañada de helado de vainilla o de turrón -maridaje perfecto-, nata, caramelo líquido,
o dulce de leche; más alguna galleta de almendra, barquillo, etc.
queda un postre de lujo.
Es ideal preparar la compota cuando vemos que nos van quedando albaricoques en la despensa que empiezan a arrugarse y no nos apetece ya
comerlos frescos, o cuando tenemos albaricoques excesivamente maduros.
Esta compota sirve de base a una mousse de albaricoque que está que se sale.
Añadiéndole a la compota unas hojas de gelatina sirve para glasear algunas tartas de fruta. Y queda sobresaliente con las tartas de queso.
La compota aguanta perfectamente en la nevera -consevada como he ddicho- más de dos semanas.
Esta compota suele ser un punto ácida -en función de la variedad y el grado de madurez de los albaricoques- por ello, la cantidad de azúcar es meramente indicativa. Si vemos que, a nuestro gusto, necesita un poco más de azúcar, se añade et voilà!.
Puede utilizarse como sustitutivo de la mermelada de albaricoque, pero hemos de tener en cuenta que no es una mermelada, así pues una vez utilizada la guardaremos siempre en la nevera y como máximo por un periodo de dos semanas.